Tipos de empresas en España
España es el país perfecto para construir la casa de sus sueños. Tanto es así, que no son pocos los ciudadanos de otros países que deciden residir aquí, siendo el buen clima y las hermosas propiedades disponibles, dos poderosos atractivos. Por eso, si necesita hacer alguna obra en su vivienda, lea este artículo para saber cómo buscar y elegir un constructor de calidad en España.
Una buena empresa especializada en construcción es esencial, tanto si se trata de reformar una vivienda antigua, como de añadir una ampliación, cambiar la distribución para hacerla más diáfana o incluso construir desde cero. En España hay numerosas opciones, con precios muy diferentes, por lo que a menudo es difícil distinguir unas de otras. Además, al estar en un país extranjero es probable que no sepas de quién te puedes fiar. Para tener una buena base, tenga en cuenta estos consejos.
Esta es una cuestión de gran importancia. No tienes que confiar únicamente en los constructores españoles, sino que también puedes tener en cuenta a las empresas constructoras extranjeras con sede aquí. Ambos tipos le ofrecen diferentes ventajas. Una empresa constructora local conocerá mejor la legislación y los requisitos meteorológicos, pero es posible que su personal no domine el inglés. Sin embargo, un constructor expatriado, que lleva un par de décadas operando en la zona, debería ofrecerle los mismos resultados y, además, podría comunicarse eficazmente con ellos sin ningún problema.
Negocios en España
Hasta la entrada en vigor de la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE), la figura del promotor de la construcción no tenía una definición uniforme en la legislación española. Con anterioridad a la LOE, no existía un concepto de promotor de aplicación general, sino que existían diferentes acepciones en normas sectoriales aplicables a casos concretos.
De lo anterior se desprende que no es necesario que el promotor de la construcción sea necesariamente el propietario del terreno en el que se va a construir. Basta con que disponga de facultades suficientes sobre la propiedad para desarrollar la actividad constructora.
Por ello, no tiene la condición de promotor quien, por mucho que se lucre con la edificación, no toma decisiones relacionadas con la obra constructiva (como, por ejemplo, el banco que sólo financia la edificación).
En relación con el régimen de responsabilidad civil en materia de construcción, se plantea a menudo la cuestión del alcance de la responsabilidad del promotor de la obra. El promotor de la construcción no interviene directamente en la edificación, sino que sólo tiene un factor de decisión. Sin embargo, su intervención decisoria en el proceso edificatorio como profesional del mercado inmobiliario, así como la confianza razonablemente generada en los compradores sobre la idoneidad de un edificio son dos criterios que permiten su imputación.
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Los permisos que necesita los expiden los Ayuntamientos. Los tipos de permisos y los requisitos para obtenerlos varían en función de la envergadura del proyecto, pero en general se pueden agrupar de la siguiente manera:
Los costes de estos dos tipos de permisos se calculan en función del porcentaje de la tasa de construcción final. Dado que esta licencia debe obtenerse antes de que comience el proyecto, inicialmente, el cliente tendrá que pagar la licencia calculada en base a la tarifa estimada, luego, una vez que el proyecto se haya completado, el cliente tendrá que pagar la diferencia en base a los costes reales del proyecto.
La solicitud de licencia tiene un coste, al igual que el propio permiso. El permiso de obra mayor debería costar entre el 3 y el 3,5% del presupuesto inicial de referencia. El coste de una licencia de obra menor es menor y muy a menudo gratuita en el caso de que no haya modificación en la distribución interior. Una vez concedida, el ayuntamiento concede un plazo de un año para iniciar la construcción y entre seis meses y dos años para terminarla, dependiendo de la envergadura de la obra. Cualquier licencia puede ser prorrogada con un coste adicional.
